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Las alertas sobre el reto que supone para nuestra sociedad el impulso educativo de las áreas tecnológico-científicas no cesa. En los últimos meses dicha cuestión se centra en una parte de la informática: la escritura de código. Conocida comúnmente como “programación informática” o simplemente programación la cuestión ha abierto un debate en el currículo: tratar la programación informática en la escuela como un entretenimiento dentro de la informática o como materia específica transversal a diversos conocimientos.
Muchas voces autorizadas además de gurús como Bill Gates o Mark Zuckerberg apoyan la última de ellas y reclaman un espacio específico para la programación informática en la escuela. Todos coinciden en que el aprender a escribir código informático provee habilidades específicas y es un ejercicio de uso práctico del razonamiento lógico. No solo eso, no son pocos los que lo consideran en sí mismo una creativa forma de pensar. Argumentos a favor de colocar a la programación informática entre las materias básicas hay muchos y ejemplos de los resultados de ello también. En Vietnam, por ejemplo, la mitad de los y las estudiantes del grado 11 son capaces de pasar el test de proceso de selección de Google.
Mientras el sistema educativo sigue batallando con escasez de recursos, estrategias difusas y la propia “volatilidad” de la tecnología, el acercamiento curricular a la programación parece caer inevitablemente en dos extremos. Por una parte la simplificación más banal y por otra la excusa de que se trata de un conocimiento con un elevado grado de abstracción. Ejemplo del primero es la repetición año tras año de ejercicios en un procesador Word o como mucho en una hoja Excel; el efecto inmediato del segundo es el de aplazar sine die la cuestión alegando que es una forma de lógica simbólica que se supone ya se ejercita con el propio razonamiento humano.
La solución según los expertos cae justo en un término medio: la programación informática en la escuela, la escritura de código, es una inestimable habilidad trasversal. Les permite conocer un lenguaje simbólico-formal con un nivel de abstracción grande sí, pero al tiempo es un recurso aplicable en diversos ámbitos. La programación provee soluciones rápidas, imaginativas y útiles, vale para simplificar tareas repetitivas, mover robots, diseñar y crear videojuegos, tabular datos, etc… Este es el espacio de la programación que hoy por hoy aun no se está considerando en el currículo y al que apuntan los países que han asumido el liderazgo en este debate.
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2 Comments
Esmeralda Agra
7 de septiembre de 2016Me parece muy interesante vuestra propuesta, aunque me temo que el sistema va un poco -a veces demasiado- lento actualizándose, es algo que llevo viendo en todos mis años de carrera. Pregunto, desde mi desconocimiento de la materia… ¿cuantas horas semanales consideras que serían necesarias para esta asignatura? Quizás el principal obstáculo se encuentre en el reajuste de otras asignaturas que conllevaría.
http://lecto-escritura.es
Alberto Uribarri
7 de septiembre de 2016Esmeralda, tanto en secundaria como en primaria hay horas asignadas a las TIC o a tecnología actualmente, en esas horas se puede hacer y algunos colegios ya lo hacen. Lo que comprobamos es que en tecnología y robótica hay tanta novedad constantemente y tantos contenidos nuevos que daría para muchas horas… Asi que incluso después de clase los chavales y chavalas agradecen meter una hora mas para trastear con kits, robots, juguetes inteligentes…
Tal vez no sea quitar horas de otras materias para dársela a tecnología, tal vez sea reorganizar los contenidos de todas las materias de forma que el curriculum este más integrado y la tecnología sea trasversal a matemáticas, física o TICs por ejemplo…
Gracias por participar y … gracias por tu aportación desde el ámbito de la lectura-escritura; muy interesante tu trabajo. Nos lo apuntamos! 😉